¿Por qué parece que el viento quisiera a veces susurrarme una respuesta? Tal vez la vibración de ese aire que penetra sin pudor en nuestros oídos, o la simple entrega del mismo al acariciar o golpear nuestros rostros, sea la razón de esta extraña percepción. Me parece que a veces se pasa de doloroso y otras, en cambio, me hace sonreír, cuando sin pudor pareciera jugar, atreviéndose incluso en ocasiones a introducirse entre mi vestimenta para darle la vuelta.
Antes de ayer, el viento soplaba en Madrid, y parecía llevar consigo una solución a incógnitas impenetrables. Yo quería traducir su lenguaje, pero me encontré indefensa ante un elemento de la Naturaleza que parece indescifrable al lenguaje que culturalmente he heredado; eso sí, no para de sugerir imágenes, de pergeñar metáforas nuevas para enfrentar los aconteceres de la vida, en un acervo inagotable de Naturaleza que nos acompaña a todos, dándonos oportunidades para abrir un instante nuestra mente a ideas inauditas, locas, salvadoras.
Y entonces, me dije, tal vez es cierto y la respuesta está soplando en el viento, solo que como no la escuchamos traducida de la misma manera los seres humanos, pues nos resulta complejo ponernos de acuerdo en algo.
Y entonces llega el artista cantando al viento y nos descifra la complejidad de su propia visión, que igual nos dice algo, igual no. Cuestión de afinidad y de no sé qué tipo de conexiones neuronales o químicas que se establecen en nuestro cerebro y que nos llevan a sentir, a tener un momento de epifanía, o simplemente a ordenar una idea gracias a encontrar en esas palabras una forma más idónea de expresión y solución que la que teníamos rondando en nuestras cabezas caminantes.
Siempre me ha parecido ver que somos una especie de seres que se definen por el movimiento, siempre nos movemos, nuestras cabezas no paran aunque no pasemos a la acción, y tal vez, aquellos que tengamos cabezas más insistentes y rumiantes nos beneficiemos precisamente de ocuparlas y de mover asimismo esas ideas que nos rondan y nos cortejan de continuo. ¿Te ha pasado alguna vez que has visto la luz escuchando una canción?¿O leyendo unas palabras, aun cuando sean de un cartel publicitario? Todo me sirve para ordenar, cuando no para generar caos. Y como todo tiende a la entropía en el mundo, o eso dicen los científicos más versados en la materia, qué tal algunas palabritas del viento para ayudar a poner un poco de orden dentro de ese caos.
Pues eso, ya no me enrollo más, déjame saber en los comentarios si has tenido alguna iluminación respecto a algún asunto que merodeaba en las entrañas de tu cabecita gracias a las palabras de algo que has visto fuera de ti: una charla con un amigo, unas palabras sabias de alguien querido o de un desconocido, un letrero en el metro, o una canción que venía a decir justo lo que necesitabas en el momento preciso.
Nuestro artista, que canta regular, (dicen algunos), pero que pese a su técnica dudosa conquistó hasta a los académicos del Nobel por la originalidad y el ingenioso catálogo de juegos malabares que realiza con las palabras, terreno fácil no, TIRADO, para él. ¿Titiritero o mago de la creación literaria? Cada uno, que decida. Déjame tu opinión en los comentarios.
El viento nos trae la primera canción, que es una de las más aclamadas de este poeta no tan callejero. Aquí le vemos junto a Joanie, como él la llama; su amiga, confidente, amante y amor frustrado, la grandísima cantante y activista Joan Baez, encargada de hacer llegar al gran público gracias a su impresionante registro y maravillosa voz, buena parte del repertorio de, como ella solía llamarlo: Bobby. A mí siempre me resulta un enigma ver cómo pueden empastar tan bien sus voces y estilos de cantar absolutamente distintos. Muy recomendable el documental de Scorsese para profundizar sobre esta gran gira de amigos y su época.
Y como necesito inspiración de la bonita, y para ver que este hombre es algo más que un mal sonante cantante, emporrado hasta la saciedad y haciendo apología de la bendita marihuana en sus estupendas Mr. Tambourine man y Rainy Day Women #12 & 35, voy a rescatar otras dos canciones que me han transportado. Y como es un gusto ver a Dylan disfrutando en el escenario, rodeado de la crème de la crème, pues eso, vamos a ello. Dylan bien acompañado no deja de ser mejor que mejor solo. Es un imán de cualquiera de los modos, admirado, por los que cantan millones de veces mejor que él, como un genio que fue un revulsivo para la historia de la canción americana, y que inspiró a muchísimos de los grandes artistas de su tiempo…y del nuestro. Además, llevó a cabo la gestación de ríos de letras de protesta y de cambio que el movimiento activista americano de los años 60 y 70 supo, acertadamente, enarbolar como bandera en sus diversas gestas.
También letras de amor, de corte filosófico, de esencia onírica, de devoción, con relatos limítrofes entre la fantasía y la realidad más cotidiana, el canto del vagabundo próspero, la fuerza revolucionaria, la denuncia social y de crímenes, los desgarros del alma, la celebración de la vida y de la libertad, la expresión de sentido, las reflexiones imposibles, la mística y los dobles sentidos…Dylan abarca un espectro tan amplio de experiencia vital, que resulta genial en su imperfección casi caricaturesca. Su dominio de la palabra, y su seguridad en transmitirla, lo convierten en un poeta que parece haber vendido su alma a Mefistófeles para conseguir la llave que dé con la clave para sumergirse en el mar de confusión de la experiencia, para después agitarla e impregnarla de sabiduría callejera, religiosa, literaria. Y devenir así en una especie de regurgitador de palabras, con una cadencia única en su declamación. Es necesario escuchar maravillas como A hard Rain’s a gonna fall, Foot of Pride, Jokerman, Talkin’ World War Three Blues, Masters of War, o cualquiera de sus declamaciones interminables hechas canción, para entender hasta qué punto es un exquisito prestidigitador de palabras.
La segunda canción, un tanto psicodélica con su sonoridad envolvente de pedal de steel guitar, es una de mis preferidas de todos los tiempos, de ese álbum country titulado Nashville Skyline, para el que contó incluso con el gran Johnny Cash para la canción Girl from the North Country.
Lay, lady, lay, es una canción de amor, auténtica, sincera, muy bien construida, que puede llegar a hechizarte si te pilla desprevenida. Con la traducción bajo el vídeo. Y por cierto, ¿qué te parece su voz en esta canción?, ¿la habrías reconocido?
Échate, dama, échate, échate en mi gran cama de latón.
Échate, dama, échate, échate en mi gran cama de latón.
Sean los que sean los colores que tienes en tu mente, te los mostraré y los verás brillar.
Échate, dama, échate, échate en mi gran cama de latón.
Quédate, dama, quédate, quédate un rato con tu hombre, hasta que rompa el día,muéstrame cómo le haces sonreír.
Sus ropas están sucias, pero las manos las tiene limpias, y tú eres lo mejor que él haya visto jamás.
Quédate, dama, quédate, quédate con tu hombre un rato.
¿Por qué seguir esperando al mundo?, puedes coger tu tarta y también comerla.
¿Por qué seguir esperando por el que amas?…si está en pie frente a ti.
Quédate, dama, quédate, quédate mientras nos quede algo de noche
Ansío verte a la luz de la mañana, ansío tenerte cerca por la noche
Quédate, dama, quédate, quédate mientras nos quede algo de noche
Continúa nuestra visita al gran Robert Zimmerman, que así se llamaba nuestro artista en realidad, con una interpretación para goce de todos junto a George Harrison, durante los ensayos para The Concert for Bangladesh, organizado por e propio Harrison, donde resulta casi entrañable ver a un temeroso Dylan completamente pendiente de su buen amigo George, encontrando en él la seguridad necesaria para dar cuerpo a esta hermosa canción dylanesca que George solía cantar en solitario, y que además incluiría en su álbum All things Must Pass, que los seguidores de este blog ya conocerán por otra publicación.
Cuenta el propio George, que Dylan estaba tan asustado el día del concierto, que no paraba de caminar de un lado a otro por detrás del escenario, así que tuvo que anunciarlo para que saliera. Dylan le había llegado a decir a Harrison antes del concierto que él no podría hacerlo, salir ante tantísima gente, no sería capaz, que eso no era lo suyo, tantísimo público… Al final fue esencial su presencia en ese concierto benéfico legendario, concierto que anticiparía Live Aid, en el que Dylan volvería a participar. Era la primera vez que Dylan se subía al escenario en un lustro, desde su accidente de moto acaecido en 1966. Observa también esa risa impagable entre ambos amigos. Bonito.
Y para terminar, nos encontramos con un caramelo de canción que muestra en escena a un elenco histórico, con toda una galaxia de estrellas brillando en el firmamento figurado de un escenario, durante el concierto de despedida de The Band. Bob Dylan & The Band, Richard Manuel cantando la segunda estrofa, Joni Mitchell, Neil Young, Eric Clapton, Neil Diamond, Ronnie Wood, Ronnie Hawkins, Van Morrison, Ringo Starr…. Una orgía musical como despedida de la gran banda, orquestada bajo el objetivo de Martin Scorsese. Atentos a la letra, que augura el momento cada vez más cercano en el que seremos liberados. Épico.
Dicen que cualquier cosa puede ser reemplazada; sin embargo, cada distancia no está cerca.
Así, recuerdo todos los rostros de todos los hombres que me pusieron aquí.
Veo mi luz que viene brillando desde el oeste hasta el este,
Cualquier día ahora, cualquier día ahora, seré liberado.
Dicen que todo hombre necesita protección, dicen que todo hombre debe caer,
Sin embargo, juro que veo mi reflejo en algún lugar tan alto por encima de este muro,
Veo mi luz que viene brillando desde el oeste hasta el este,
Cualquier día ahora, cualquier día ahora, seré liberado.
De pie a mi lado en esta multitud solitaria, hay un hombre que jura que no tiene la culpa,
Todo el día lo oigo gritar tan fuerte, gritando que lo incriminaron,
Veo mi luz que viene brillando desde el oeste hasta el este,
Cualquier día ahora, cualquier día ahora, seré liberado.
Lo.primero, decirte que me ha encantado este articulo sobre Dylan.
Hablando del viento y dependiendo de la fuerza con que sople; a mi me trae recuerdos y aromas de sitios en los que he estado y vivencias del pasado.
Blowin’ in the Wind- Dylan deja al descubierto el gran poeta que es y su acompañante en esta concierto, Joan Baez, una gran revolucionaria de los derechos humanos.
El ensayo con George es imprescindible, y el concierto con The Band y sus amigos un broche final maravilloso.
Me ha sublimado este contacto con Bob Dylan. Genial.
Buenas tardes, Pilar, Muchas gracias por tu comentario, qué bien expresado, se nota que te gustan mucho artistas de esta catadura. Me alegro de que hayas tenido una experiencia tan cercana con el artista mientras el viento te susurra al oído.Y fíjate que Dylan usó su nombre en otra de sus canciones: «Idiot Wind»:-)
El viento tiene su propio lenguaje que susurra entre las ramas de los árboles, eso me pareció siempre, desde muy pequeño.
Nunca se sabe dónde, o cómo aparece la inspiración. Es imprevisible y caprichosa, si la persigues no aparece, o se escabulle y si te olvidas de ella te ilumina.
Muy buen artículo sobre la figura poliédrica de Bob Dylan, me ha encantado la selección musical a modo de pinceladas de una trayectoria grandiosa. Verle junto a todos esos artistas con los que comparte escenarios es una bendición.
Al hilo de la inspiración quizá sea eso, como el sonido del viento…
«Inspiración ven a mis venas
Quiero volar todas mis penas
Inspiración sopla mis alas
Quiero volar musiquita del alma»
Kiko Veneno
Hola, Roberto. Qué sugerente lo que has escrito sobre la inspiración, muy inspirador, si me permites la redundancia. Me alegro de que hayas disfrutado viendo a tanto «monstruo» junto. Y oye, me encanta esa letra de Kiko Veneno, gracias por compartirla aquí con todos:-)
La música, las canciones, tienen el poder de conmovernos. De ahí extraemos su energía y la hacemos nuestra. La flauta mágica le es dada como regalo a Tamino para acompañarle y guiarle en su heroica misión. Por muy tonto que parezca, mi flauta dulce me ha sacado más de una vez de la tristeza. Un instrumento para niños… la respuesta está en el viento.
Gracias, querida Inma. ‘You made it there somehow, you’re a big girl now’.
¡Hola, Antonio!
Muchas gracias por la metáfora de Tamino y la flauta mágica, jo, menudo nivel de lectores, es preciosa y muy apropiada. Es verdad, algo tiene el viento, el aire sonando a través de un instrumento, que calma el alma; gracias por compartir tu experiencia con la flauta, cómo te ha acompañado… Jijii, me encanta el guiño,¡gracias!: «Everything passes, everything changes, just do what you think you should do. And someday maybe, who knows, baby, I’ll come and be cryin’ to you.»
Bob Dylan es un Grande, y como todos los Grandes es natural e imperfecto, por eso no canta bien, sus canciones son simples y sin embargo llegan a todos, emocionan y sus canciones han inspirado a miles de cantautores en todo el mundo, además de marcar un estilo y una época en la historia de la música del siglo XX.
Y precisamente la más sencilla de las canciones fue la mejor, Blowing in the Wind, escrita en 10 minutos, es toda una metáfora social sobre la verdad y cómo nos empeñamos en no escucharla, cómo miramos casi siempre a otro lado pero no la vemos, y no la oímos, y quizás en estos tiempos pandémicos más que nunca. Escuchamos a todos, por todas partes, noticias, opiniones, muchas voces nos gritan al oído, pero no escuchamos la respuesta que está soplando en el viento.
Me ha encantado volver a escuchar esa joya de canción que es Lay, lady, lay, que recuerdo que me encantaba cuando era niño, y quizás no me ha llegado tanto la canción de Bob Dylan & The Band, a mi me gusta más el Dylan cantautor solitario guitarra en mano y cantando regular, pero con su estilo único, inconfundible y genial. Gracias Inma por el bonito homenaje a nuestro Genio ya casi octogenario (este año cumple los 80) 🥰🤗
Qué verdad más sabia, Marco. Es que está tan bien explicado que no me resta más que añadir que todo ese ruido nos distrae de ecucharnos a nosotros mismos, mirar demasiado el ruido, esuchar esas voces que dices, nos despista, nos hace perdernos en un olejae que nos lleva a la deriva, y mientras el viento apenas nos susurra al oído. Muchas gracias por tu preciosa reflexión. Y sí, felicidades a Bob, dentro de un mes y un poquito habrá cumplido unos 80 años muy vividos y muy llenos de arte y palabras. Esperemos que el viento llegue a clamar con la suficiente fuerza como para entender su mensaje. Algún día, tal vez pronto.
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