Mirar para otro lado no resuelve el problema. Es una idea. Y suele ser así. Tanto para nuestros problemas a nivel personal, distintos para cada uno según sus particularidades esenciales como ser humano, como en una esfera más amplia a nivel global de sociedad unitaria. Todo lo que no atiendes y que tiende a repetirse, suele denotar un área vital en la cual tal vez reside cierto aprendizaje, pero que por lo que sea no sucede. De esta manera, la vida lo vuelve a mostrar una y otra vez, incansable. Es como si primero te susurrara, luego te hablara, y finalmente te gritara. Es realmente de una grandísima impotencia el tener que asistir a la repetición de una escena dantesca y exasperante, peligrosa por todo lo que conlleva, y observar cómo, lejos de desaparecer, va haciéndose cada vez más grande, como si fuera una bola de pelo que rueda y rueda hasta que el gato la intenta comer y se atraganta. No se puede negar una realidad física. Así, por las bravas. Si hay poco pelo, podremos quitarlo a tiempo, si dejamos que crezca hasta que invada la habitación, da igual que el gato haya decidido ingerir la bola de pelo…se atragantará irremediablemente.
Eso es lo que parece estar aconteciendo en España en relación a la pandemia. Es duro ver a buena parte de nuestros políticos y de nuestra sociedad, hacer como si el problema no existiera, como si un cambio de conducta al respecto, en este caso ignorarlo, fuera a cambiar la realidad. Lo siento, pero en ciencia esto no suele funcionar así; si bien es cierto que a veces las probabilidades puede jugar a nuestro favor (algunos lo llaman suerte), no deja de ser un juego de probabilidades de mutación del problema que nos invade, en las cuales no podemos, desgraciadamente, contribuir.
Bueno, sí, podemos, desde mi humilde opinión, contribuir con medidas claras y contundentes, junto con una aceleración y una buena praxis en cuanto a la administración de las vacunas, ya que cuanto más tardemos, más tiempo se le está dando al germen para “evolucionar”, pudiendo llegar hasta a invalidar uno de los dos caminos que tenemos para vencer esta pandemia pesadísima y retornar a la tan ansiada normalidad. El otro camino ya sabemos que lo único que provoca es enfermedad y muerte, puesto que se trataría de buscar el contagio del mayor número de personas para provocar la llamada inmunidad de rebaño. En definitiva, no hay más caminos. Si queremos, claro está, y de nuevo hago hincapié en ello, recuperar algo parecido a lo que teníamos antes del virus.
Entonces, me surge una duda cuando escucho a todos los que se hacen adalides de la libertad y acusan a las autoridades de poner demasiadas restricciones, y comentan que ellos no quieren llevar mascarillas porque es un bozal que les priva de libertad, y con muchas otras afirmaciones te insisten hasta la saciedad en que no son sino maneras de manipularnos y acabar con nuestros derechos, y que si el virus no existe, o al menos que no es para tanto. A ver, manipulación siempre ha existido y existirá en nuestras sociedades, la libertad no es algo a lo que la mayoría pueda acceder, hace falta tener mucho criterio y lograr remar mucho contra corriente, a veces hasta de tus propios aprendizajes, para llegar a ser un poquitín libre. Al fin y al cabo, ¿sabemos quiénes somos?, ¿lo que realmente pensamos?.¿O es nuestra identidad muchas veces producto de un entramado que no llegamos a controlar, y que nos hace ver el mundo y los aconteceres de la vida a través de un prisma de cristal, de unas gafas de colores que tergiversan lo que se nos presenta?
Dada la naturaleza de la trama en la que estamos metidos, esa matrix delirante y complejísima, mi mente gira en torno al hecho de que tal vez no sea tan sencillo apropiarse de ese término llamado libertad, y que, desde luego, no creo que tenga nada que ver con llevar o no mascarilla. Es muy reduccionista ese planteamiento de que ser libre venga determinado por algo así. Además, hablar y expresarte puedes hacerlo… al menos de momento. En serio, merece la pena debatir sobre todo esto y encontrar los fundamentos de la verdadera manipulación a la que estamos sometidos. Parece que en este sistema en el que estamos insertos, se mezclaran demasiados conceptos y afirmaciones contradictorias que sí que sirven para confundirnos provocando, en ese estado aturdido, una desviación de nuestra atención hacia lo que quieren en cada momento.
Sinceramente, y volviendo al problema actual, una autoridad tiene que ser capaz de tomar decisiones que molesten a algunos, sobre todo si la vida vale algo, en una situación tan incierta como la que atravesamos. Se nsecesita alguien al timón, que asuma responsabilidades y no se lave las manos como Pilatos. Cuando un voto importa más que una vida, o que muchísimas, tenemos un problema a nivel de sociedad. ¿En manos de quienes estamos?
Si las normas no gustan, o son demasiado duras, tal vez nos convenga prestar atención al hecho relevante de que cuanto más pusilánimes sean las autoridades, más se va a extender esta «bonita» situación en el tiempo; está demostrando esta partícula que ni entiende de vacaciones de contagio en navidad, ni en verano, ni de si estás con tu amigo o con tu enemigo. Le gusta hacer su trabajo en todo momento, implacable… justo lo contrario que a los encargados de velar por nuestra seguridad. Un líder no está ahí para que le tengan de colega, un líder necesita reclamar su capacidad de liderazgo y hacer que el barco no se hunda si existe una situación de emergencia.
Aquí la cuestión es que parece haber poco de liderazgo y mucho de esconder la cabeza bajo tierra; total, a ver si ocurre un milagro y nos salvamos por arte de magia, y así ellos pueden seguir divirtiéndose a base de combates de boxeo políticos, estafas y mezquindades varias. Y seguir riéndose de todos nosotros. Realmente, después de esta disgresión, quería simplemente decir que más que denotar una dureza excesiva, tal y como están percibiendo algunas personas debido a las, probado está, insuficientes y ridículas normas, muchas de ellas sin sentido, veo una tremenda ligereza en las consideraciones tomadas por nuestros capitanes de navío para doblegar este problema generalizado que nos asola. Y por supuesto que es muy sencillo hablar desde la distancia, seguramente que resulta muy difícil tomar decisiones que afectan a los derechos fundamentales de las personas. Pero hay que tomarlas…si no, se deja que el barco vaya a la deriva, abandonado a su suerte, que es lo que está haciendo en estos momentos. Se me ocurre que tal vez el cercenamiento de libertades va a ser peor si continuamos con esta prolongación de incongruentes normas ad infinitum, adereazadas de medias verdades: que si sí, que si no, que si caiga un chaparrón. Y todo vale, vale todo, y da igual que perdamos una vida que 500 al día. Tal vez, no estaría de más reflexionar sobre qué es la libertad, y lo que implica…de nuevo, sería muy enriquecedor, porque seguro que cada uno de nosotros lo asociamos a una serie de cosas ,y etendemos que lleva asociada una reponsabilidad o no. En base a eso, a ese criterio propio, la definimos y la defendemos. Me encantaría saber qué es para ti la libertad. Seguro que aprendo de tu visión, al escucharnos somos más que nosotros solos, y de eso también trata la solución al problema, todos a una lo más posible para recuperar la movilidad y la naturalidad (esas sí que las encuentro enormemente castradas); una vez recuperadas, como especie privilegiada, podremos más fácilmente jugar y caminar en pos de lo que cada uno de nosotros entienda por libertad. Y no atesorarlo, sino liberarlo una y otra vez para inspirar a mi hermano, o al mundo entero.
En fin, que a veces parece que podemos simplificar algunos conceptos, y es difícil en estos momentos tan duros, alejarse y contemplar el cuadro más grande, con su marco, desde todos los ángulos e inclyendo todos sus detalles.
Como tampoco quiero parecer políticamente incorrecta, voy a traer hoy aquí unas palabras que actúan como bálsamo; son las palabras de un grandísimo hombre (a veces, me pregunto por qué no dirigen el mundo los grandes seres humanos, dejando a los mediocres a un lado, aunque luego me respondo a mí misma que los grandes están demasiado ocupados poniendo su talento a trabajar por hacer del mundo un lugar mejor, como para estar en un despacho urdiendo triquiñuelas, estafas, y vendiéndose al mejor postor. Tienen principios, y parece ser que esto último sería algo así como un anti valor en las esferas políticas).
Este genio de hoy, nos brindó un discurso que levanta el espíritu, que nos lleva a mantener la esperanza, pero que además incorpora un llamado a los políticos de nuestro mundo, si tan solo le hicieran un poco de caso… Palabras sabias, que os dejo aquí, para que las escuchéis y me digáis qué opinión os merecen. Nuestro hombre tiene como oficio la música. Me quito el sombrero ante este enorme director de orquesta que cumplirá 80 años el próximo mes de julio, y que no es otro que el incomparable Riccardo Muti. Y por si surgiera la duda, no llevan mascarillas porque se acaban de hacer la PCR, no porque sean negacionistas:)
Estamos dando este concierto de Año Nuevo en una situación muy inusual. Sabemos que estamos tocando para muchos millones de personas en todo el mundo, prácticamente en más de noventa países. Pero es muy raro para nosotros, tocar en un auditorio histórico tan hermoso, completamente vacío. Pero la orquesta toca de manera maravillosa, no solo porque querían haceros llegar el mensaje de la música, sino porque siempre, la Filarmónica de Viena, está rodeada de los espíritus de Brahms, Bruckner, Mahler, que hicieron historia en este hall, junto con muchos otros compositores e intérpretes. Y unas pocas palabras sobre el hecho de que, por supuesto, todos hemos tenido un año muy, pero que muy difícil, en realidad un año horrendo, un annus horribilis, diría en latín. Pero aun así estamos aquí, creyendo en el mensaje de la música. Los músicos tienen en sus armas flores, no cosas que matan. Nostros traemos alegría, esperanza, paz, hermandad, Amor, con A mayúscula. Así que la música es importante, no porque sea un entretenimiento, muchas veces vemos por todos lados la música considerada como un pasatiempo. La música no es solamente una profesión sino una misión, que es la razón por la cual hacemos este trabajo. Una misión, ¿para qué?. Una misión para hacer la sociedad mejor, pensando en la nueva generación, a la cual se le ha robado una año completo de pensamiento reflexivo profundo, pensando todo el tiempo en la salud. La salud es la cosa más importante de todas, pero también la salud de la mente. Y la música ayuda. Así que, mi mensaje para los gobernantes, y los presidentes, y los primeros ministros de todas las partes del mundo: consideren la cultura como uno de los elementos más importantes, para llegar a tener una mejor sociedad en el futuro. Con este mensaje, tocaremos ahora el famoso Danubio Azul, y espero que en las olas de esta preciosa música llena de alegría y tristeza, de vida y muerte, podamos tener la esperanza de un año mejor. Por eso, me gustaría pedir a todos mis colegas aquí, que digan Feliz Año Nuevo en su maravilloso idioma.
No puede aquí faltar su interpretación durante el concierto, del archiconocido Danubio Azul. Disfrutad además de ese preciosísimo auditorio, que es un deleite para los ojos.
Que os pueda traer parte de esa esperanza y que la música os abrace suavemente, en este caso tan bien llevada por su director Muti, que sí que sabe llevar su barco por las aguas del Danubio a buen puerto; los componentes de la Orquesta Filarmónica de Viena podéis observar como hacen, coordinados, su parte esencial en el todo, con sutilezas, técnica exquisita, y tremenda sensibilidad, pero siempre dentro de un orden maravilloso; se trata de un orden guiado, por eso funciona tan bien. Director e intérpretes en una unión sin rebeliones innecesarias, porque creen en la excelencia de su líder unos, y en las capacidades y talentos de los músicos el otro.
¿Podrían aprender algunos «directores» de otros ámbitos, de esta coordinación, preparación y buen hacer, volviéndose dignos de confianza, para que las músicas que nos hacen interpretar tuvieran un transcurso en el que al menos estemos todos, sonriendo, y satisfechos del resultado final incluso en el caso de haber costado una preparación ardua y una acción intensa e inmediata para llevarse a cabo?
Yo firmaría.
Johann Strauss– Vals del Danubio Azul, op.314, Riccardo Muti y Filarmónica de Viena, 1 de Enero del año 2021
👏🏼👏🏼👏🏼
¡Gracias, Sandra!:)
Dicen que el ser humano es capaz de tropezar dos veces contra la misma piedra. Hablando de piedras, Sísifo fue condenado en el Hades a empujar, dolorosamente, una piedra gigante montaña arriba para una vez que llegaba a la cima veía rodar la piedra cuesta abajo y vuelta a empezar… Pues así estamos con el tema de la pandemia repitiendo una y otra vez los mismos errores y sin aprender nada.
Haces un símil muy hermoso con el director como el capitán que sabe lo que está haciendo y consigue que toda la orquesta se sincronice y suenen como un todo. Ojalá tuviéramos buenos capitanes y no caraduras y delincuentes jugando con nuestra salud y nuestra paciencia.
La libertad es un concepto filosófico difícil de describir. Creo que para algunos individuos consiste en confundir el egoísmo infantil con la expresión de su libertad.
Muy buen artículo para hacernos reflexionar más allá del discurso oficial, donde se minimiza el problema que arrastramos desde hace tantos meses.
¡Muchas gracias, Roberto! me encanta que hayas traído lo de Sísifo, no lo conocía, y es tal cual. Yo a veces tengo la sensación de que estamos en el purgatorio. Y no aprendemos…es duro de observar. El buen director consigue una magistral interpretación, el buen gobernante consigue lo mejor del pueblo que le ha elegido, y demuestra que es digno de confianza, sobre todo en tiempos de crisis. Y enhorabuena por comentar, que en tu estado lo agradezco más:)
Te felicito por tu exposición de libertad y unidad para alcanzar un fín, por medio de una Dirección Magistral que todos siguen incondicionalmente.
El ejemplo que no deja lugar a dudas, Muti dirigiendo la Filarmonica de Viena, el fin de todos seguir a este gran Director interpretando esa gran obra del Maestro Johann Strauss, El.Vals del Danubio Azul. Todo sale perfecto porque hay una motivación de grupo y un Director que sabe mover los hilos para que todo sea un exito.
Ahora en nuestra sociedad,.ni hay motivación, ni una dirección que sepa
como mover esos hilos, que den confianza a todos, solo hay confusion. Y el resultado es el que tenemos.
La unión de todos los políticos para alcanzar el bien común en vez de hacerse notar y criticar al contrario también nos ha llevado a la situación actual de una extrema confusión.
En cuanto a la libertad te doy la razón de que llevar una mascarilla no tiene por qué quitarte esa libertad. Todo lo contrario te protege para que seas libre. La libertad la lleva cada uno en su interior. Uno puede estar encerrado y sentir su libertad. Uno puede estar al aire libre y sentirse oprimido.
Enhorabuena un gran trabajo
¡Hola, Pilar! Muchas gracias por comentar. Es tal cual, lo expresas muy bien, estoy de acuerdo contigo en que la confusión reinante es fruto en parte de esa falta de liderazgo, y de no saber llamar a las cosas por su nombre. Es verdad que hemos perdido mucha de la motivación en nuestra sociedad, y me encanta lo que comentas al final de que la libertad está en nuestra mente. Me viene a la mente el libro de Victor Frankl, «El hombre en busca de sentido», que el autor escribió tras sobrevivir a varios campos de concentración. ¡Muchas gracias!
Pues sí, ojalá todo este asunto de la pandemia estuviera en manos de personas que dirigen una «orquesta» y coordinan al unísono, como hace Riccardo Muti en el Danubio Azul de Johann Strauss, cuando la realidad es muy bien distinta, mas bien opuesta, y se parece mucho más a la bíblica Torre de Babel, donde no hay consenso ni entendimiento alguno… Yo personalmente soy partidario de medidas «moderadas» y alejadas de los extremos negacionistas y Covid-céntricos, por así llamarlos, y aprender a «convivir» con el virus, pero sin limitar o prohibir todas las libertades y confinar y aislar como única solución contra la pandemia, porque puede ocurrir que el remedio termine siendo peor que la enfermedad. Es verdad q la salud es muy importante, fundamental, pero la libertad y entender q la vida debe seguir adelante, lo es aún más 😊
Muchas gracias por tu aporte, Marco:)
Es buena solución la que propones, lo único que de nuevo estamos con el dilema de «quién» establecería esas medidas moderadas y en base a qué criterios; porque como se trate de los mismos seres «humanos» que lo han hecho hasta ahora, igual nos metemos en 2035 con ochocientas olas más. A mí me despierta admiración Jacinda Arden, hizo lo que tenía que hacer cuando lo tenía que hacer, y ahora están libres de virus. A veces es preferible tomar las riendas a tiempo sin medias tintas y como ese buen director ganarte la confianza de tu pueblo, que dejar que la tinta corra en forma de regueros de sangre con tal de no mover un dedo por miedo a perder un voto. Y pensar que de haber sido así, podríamos estar yendo a conciertos en vivo sin mascarillas y besarnos y abrazarnos.