En un principio tenía dudas de si podría escribir o no sobre artistas o canciones que me pueden dar mucho. Siendo yo misma una música de formación clásica de conservatorio, a veces pudiera parecer una aberración que me llegara a emocionar hasta erizarme el vello, la música de mega estrellas, de personas que trabajaron por y para la industria de la música. Muchas veces, se etiqueta esta música como de “menor” categoría, y aunque es cierto que en algunas ocasiones pudiera llegar a serlo desde el punto de vista técnico o desde la construcción formal, ¿qué importa?
La música de estas canciones es por y para comunicar, para emocionar, para ayudar incluso a conseguir lidiar con fantasmas y sombras internas; nos ayuda a poner presencia a realidades que no queremos reconocer, dando en ocasiones en el clavo con la expresión exacta para situaciones vividas en torno al amor, las relaciones, la vida; poniendo banda sonora a nuestros temores y aspiraciones, y, al fin y al cabo, enalteciendo todo aquello que pertenece a la esfera más intrínsicamente humana.
Pero no hay preocupación, pues el artista que va a hacernos disfrutar hoy domingo no es uno que cuente entre sus debilidades la “mediocridad” musical, eso está claro.
Quien nos ocupa fue un showman y una super estrella, cierto es, pero era a la vez un musicazo, un instrumentista maravilloso, con un sentido del ritmo sin igual, que produciría la mayor parte de sus discos y que tocaría todos los instrumentos en muchos de ellos, un absoluto genio. Funky, rock, pop, jazz, rhythm & blues, soul…¿alguien da más?
Era en apariencia un tanto excesivo en su imagen, y en sus primeros conciertos en vivo y vídeos musicales, exploró en más de una ocasión puestas en escena sexualmente explícitas; con todo esto conseguiría, evidentemente, no dejar a nadie indiferente: parecías estar abocado a amarle o a no soportarle. Era éste un ingrediente necesario para triunfar en la música comercial de hace décadas: no dejar a nadie indiferente.
Volviendo a nuestro artista, aparentemente un ser extravagante, increíblemente sexy en su imagen andrógina tan milimétricamente buscada, atrevido hasta la falta de límites, capaz de llevar unas combinaciones de ropa y de atuendos imposibles para casi cualquier otro ser humano, además de sus eternos tacones y plataformas que calzaba debido a su corta estatura. Resultaba provocador hasta lo censurable.
Aun así, por otro lado, luchó durante los comienzos de su carrera para liberarse de lo que él mismo denominada la esclavitud de las discográficas, teniendo grandísimos conflictos con las mismas, llegando incluso a dejar de usar su nombre para utilizar un símbolo de androginia que unía lo masculino y femenino en uno, para hacerse llamar así. A la vez, era un filántropo, pero nunca aireó nada de esto… no quería reconocimiento por ello. Lo hacía en secreto. Un ejemplo es que donó miles de dólares a los huérfanos afganos, a través de la ONG Ayuda para la Fisioterapia y la Rehabilitación para Afganistán. La dirección de la misma, decidió hacerlo público como reconocimiento una vez fallecido Prince, pero no han trascendido las otras numerosas ayudas que el músico realizó a muchas causas, por respeto de las mismas a su voluntad de permanecer en el anonimato y de no ganar notoriedad por ello.
En fin, entiendo que ya sabréis que todo este rato vengo hablando de un pequeño príncipe que se llamaba en realidad así: Prince Rogers Nelson.
Como el Principito de Saint Exupery, viviendo en su pequeño planeta y acercándose a conocer los otros planetas en la vida y aconteceres de otros, encontró en ello tanto su inspiración como su propio aprendizaje, a la vez que el fundamento de lo que sería su legado para la humanidad. Esa esperanza y esa inspiración que nos deja un genio, que a través de sus canciones podía realmente mostrarnos su planeta con descaro y solicitarnos la entrada al nuestro por la puerta grande.
El hecho de que fuera un gran músico, lo demostraba precisamente en sus directos, por lo cual, todas las canciones escogidas para esta primera parte son de conciertos en vivo, en los que Prince se entregaba como pocos a su público, y buscaba la excelencia a partes iguales.
Siendo una faceta más de su riqueza como artista, la del Prince guitarrista, espero que la saboreéis sin contención con estas perlitas. Muchos ya sabréis que Prince era un guitarrista de volverse loco, top, mereciendo estar en el Olimpo de los dioses de la guitarra de la música popular. Podía conseguir que esa guitarra hablara, susurrara, gritara…lo que le diera la gana, vaya. Siempre animaba a que desde niño se empezara a aprender la guitarra, instrumento del cual dijo en una entrevista que era de los más difíciles de conseguir tocar bien. Comentaba que si querías tocar la guitarra de manera excelente, debías de ser exigente contigo mismo y siempre ir más allá de lo «aparentemente correcto», ya que era un instrumento muy «traicionero» e increíblemente difícil de dominar.
En su búsqueda de lo sublime, supo, además, rodearse de los mejores músicos, muchos de ellos mujeres; siempre estaba atento y con ganas de aprender, en lo que sería una continua génesis de inspiración y creatividad, a la vez que estos músicos que le rodeaban contaban con la altura y el nivel que él necesitaba para, en su particular estratosfera de buen oficio, seguir aspirando a lo más alto con tesón, perfeccionismo, y un lado oscuro que él mismo reconocía tener en su aspecto más competitivo. En su parte más luminosa, un deseo de explotar todo su talento al servicio del amor. Hizo un buen trabajo en conseguirlo, qué duda cabe. ¿Habría sido posible lograr todo esto sin esa parte más «exigente» y hasta un tanto «militar» en su disciplina?
Vamos ya, sin más dilación, a disfrutar de algunas perlitas sonoras que nos alumbren, a modo de pequeñas antorchas, en estos túneles tan oscuros que venimos transitando desde hace ya varios meses. Ya sabéis que el final está cerca, realicemos algunos de esos últimos pasos de la mano de una buena compañía. Se me borró toda la publicación y tuve que empezar casi de nuevo, pero merece la pena. La luz siempre lo merece:)
La primera canción, en acústico, es una mezcla de una canción de instituto, Sweet Thing, en la cual Prince acompaña con la guitarra y mucha ternura a las «damas» del público, a las que él mismo anima a cantar al comienzo. Después, juega con su público y les pregunta si quieren escuchar la primera canción que aprendió, toca el principio de la gran Proud Mary, de John Fogerty, para luego hacer un medley que le lleva a entonar la parte final de Sometimes it snows in April ,»a veces llueve en Abril», canción coescrita con Wendy Melvoin y Lisa Coleman, dos pedazo de mujeres super talentosas a las cuales volveremos en una segunda parte que vendrá sobre Prince; me parecía muy apropiada esta canción para la mega nevada que nos ha caído encima, y de la cual se podría hacer una publicación entera en sí misma:) Sometimes it snows in Madrid, ¡aunque sea dos veces por siglo! A mí me parece que no se puede generar más dulzura e intimidad, la guitarra y la voz parecen acariciar el oído, y ese acorde final en arpegio rasgueado es simplemente de morirse de gusto. ¿Qué te sugiere a ti?, ¿conocías este Prince tan elegante e íntimo?
Te querré igualmente, incluso si no te puedes quedar. Creo que eres la elegida para mí, aquí es donde tendrías que estar. Simplemente deseo satisfacerte, pero no eres mía y no puedo negarlo. No me oyes hablar, nena? Ámame ahora o me volveré loco. Oh, dulce cosa, no sabes que lo eres todo para mí? Sí, lo eres. (esta es la parte de Sweet thing donde cantan «las damas» y Prince las acompaña fielmente).
Algunas veces nieva en Abril, algunas veces me siento mal, tan mal. Algunas veces desearía que la vida durase siempre. Pero dicen que todas las cosas buenas nunca duran. Y el amor, no es amor hasta que se ha tenido. (esta es la parte de Sometimes it snows in April).
Continuamos con una melodía que Prince popularizó en los 90 , y que aquí es recreada con ese ritmo tan pegadizo que a mí me impide quedarme quieta sin moverme. Al principio, canta en unión con los espectaodres, a la que les va corrigiendo en plan jocoso. Esta canción es intraducible, ejem,…así que la dejo en inglés; sólo decir que la parte en la que para de cantar y bromea con el público, dice: «¿Sabéis que esta canción la hice mientras me miraba al espejo?, en serio»; y la letra en ese momento es: «eres tan bueno/a, nena/chico, no hay nadie mejor que tú«, en negrita lo marco en inglés por si os queréis mirar al espejo y decirlo, que ¡nunca está de más!;-)))
This is it, it’s time for you to go to the wire. You will hit ‘cause you got the burnin’ desire. It’s your time (time), you got the horn so why don’t you blow it. It’s your time (time), you’re filthy cute and baby you know it. Cream, get on top. Cream, you will cop. Cream, don’t you stop. Cream, sha boogie bop.
You’re so good, baby there ain’t nobody better (ain’t nobody better), so you should never, ever go by the letter (never ever). You’re so cool (cool), everything you do is success (mmhmm). Ooh, break the rules (rules)
Break them all ‘cause you are the best (mmhmm)Yes. Cream get on top,
Cream, you will cop. Cream, don’t you stop. Cream, Sha boogie bop.
Y es ahora cuando se va caldeando el ambiente porque pasamos a la guitarra eléctrica y al Prince de los grandes escenarios; y dejadme deciros que esta canción que viene es una de mis favoritas de todos los tiempos. Me ha hecho sentir cosas que bueno, supongo que me lleva con esa letra y esa música magistral al fondo de la caverna, a entender y poner cosas en su sitio. Según el momento, claro, me dice algo distinto; eso es algo que es sitio común a todas las grandes canciones de la historia, esa especie de capacidad atemporal de entrar en vena y colarse por entre la maraña de ideas, de confusiones, de vivencias, que cobran vida en esos pocos minutos, y a veces se aclaran como si se tratara de una píldora instantánea de psicoanálisis. Es mi visión, pero me encantará leer la tuya.
La canción de la que se trata es Purple Rain, sinceramente creo que es una obra de arte. Y como seguro que ya la conoces, he escogido un vídeo de una versión reducida de unos 4 minutos, ya que la siguiente versión más corta ¡¡dura más de 6 minutos!! Y dura 4 minutos porque sólo canta una estrofa, es increíble, y bueno, también hay un pequeño corte algo molesto. Sólo quiero que escuches esa guitarra cuando Prince realiza su solo, y te percates de la emoción del público entregado, ¿cuándo recuperaremos esto, Dios?; esas sensaciones de unión sí que las echo algo de menos, entre tú y yo. También disfruta de las mujeres tan hermosas que acompañan a Prince tocando y cantando, porque el cuadro es de una fuerza arrolladora. Por cierto, puedes ver en el vídeo a Wendy Melvoin y Lisa Coleman, mencionadas más arriba, en la guitarra y los teclados, respectivamente.
Nunca fue mi intención causarte pena, nunca fue mi intención causarte dolor. Lo único que deseaba era verte reir una vez, reir en la lluvia púrpura. Lluvia púrpura. Sólo quería verte riendo en la lluvia púrpura.
Lo que vas a ver ahora es digno de ser visto con calma, y digo ver, porque escuchar lo vas a escuchar si le das a «play» aunque no mires la pantalla, y me gustaría saber si flipas una mínima parte de lo que yo lo hice la primera vez que di como por casualidad con este vídeo, al buscar una interpretación de una de las más grandes canciones de George Harrison, While my Guitar gently Weeps. Bueno, primero comentarte que la letra del genio de Liverpool es merecedora de profundas interpretaciones y grandes análisis, dejo abajo la letra traducida, que es una bomba filosófica y de reflexión muy al pelo del momento actual. Si quieres, en una futura publicación sobre George, la incluiré y contaré bastantes más cosas inmensamente interesantes respecto a la gestación y la grabación de esta canción inmortal. Dime si te interesaría, en los comentarios.
Pero volviendo a nuestro genio del día: por favor, observad desde el comienzo a ver si le encontráis, la interpretación parece comenzar de manera algo lánguida, aletargada incluso; fijaros en la pedazo de formación: Tom Petty, Jeff Lynes, Steve Winwood, Dhani Harrison (su hijo), que por cierto es clavadito a George Harrison. Y luego, otros buenos anónimos músicos a los teclados, guitarra y percusión. Se me ocurre un juego: ¿puedes escuchar sin mirar, y decir en qué momento entra Prince y su indescriptible y prodigiosa manera de tocar que va construyendo sin prisa pero sin pausa?. Te daré una pista, por si lo quieres hacer con los ojos cerrados: de repente, la sangre parece latir con fuerza renovada, como si le hubieran inyectado a la interpretación la vacuna contra la parsimonia; entonces, la energía se despliega sin retenes, sin diques de contención. Lo mejor es que, aun así, Prince conserva su lugar y se deja envolver por la formación, creando un solo de guitarra memorable, en el que parece ser el hada Campanilla de Peter Pan :); espolvoreando con polvo mágico hecho de notas musicales divinas a todos esos músicos y al hijo de Harrison, cuya sonrisa es impagable al verle tocar, polvo de notas para poder volar. La guitarra de Prince siente cada palabra de la canción de George, la deletrea, la llora, la grita, se recrea en las distintas estaciones del sentimiento que atraviesa. Una vez hayas podido descifrar la adivinanza, te animo a que lo veas entero de nuevo y a pantalla completa, para descubrir todo lo anterior, además de contemplar en su propio rostro cómo la canción le ha poseído, es uno con ella, es algo que cuando ocurre es un momento milagro, ¿no crees?. Y por si esto fuera poco, además de hacerles volar a todos, también hace volar la guitarra en un sorprendente final, donde parece que entregara la misma al propio espíritu de George Harrison, que seguro ha disfrutado de lo lindo desde donde estuviera, con esta maravilla épica. Esas últimas notas que toca Prince a modo de cierre, son un broche precioso y nada sencillo, fruto de una entrega y una pasión que evidentemente marca la diferencia. Otra esfera. De admiración, de entrega total a lo que hacía. Gracias, y comparte tus ideas si quieres, me encanta leerte.
Os miro a todos vosotros, veo al amor dormido mientras mi guitarra llora dulcemente. Miro al suelo y veo que hace falta barrerlo, y mi guitarra sigue llorando dulcemente. No sé por qué nadie te dijo cómo desplegar tu amor. No sé cómo alguien pudo controlarte. Te compraron y te vendieron.
Miro al mundo y me doy cuenta de que está girando mientras mi guitarra llora dulcemente. Sin duda aprendemos de cada error, y mi guitarra sigue llorando. No sé cómo pudieron desviarte, y también pervertirte. No sé cómo resultaste invertido. Nadie te avisó.
Os miro a todos vosotros, veo al amor dormido mientras mi guitarra llora dulcemente. Miro al suelo y veo que hace falta barrerlo.
Y mi guitarra sigue llorando dulcemente.
Cuando pienso en Prince recuerdo el año que nos dejó. Fue un año aciago para la música. Ese año también se fue Ziggy Stardust, Major Tom, el duque blanco… tantos personajes como creador de estilos que fue David Bowie. También ese año se fue George Michael, que se reinventó después de pasar por el dúo ochentero Wham!
Recuerdo que la primera vez que escuché a Prince fue con la canción Purple rain. Impresionaba el sentimiento que era capaz de transmitir. El genio de Minneapolis lo llamaban: componía, cantaba, era multi instrumentista, bailarín… un artista total, se podría decir, y además carismático. Recuerdo como se le compraba con Michael Jackson, o con Jimmy Hendrix (otro tipo capaz de sacarle el alma a una guitarra eléctrica y de convertir el himno de los USA en un lamento desgarrador con el sonido de las bombas cayendo en una clara alusión a la guerra de Vietnam).
Prince fue provocación, sensualidad, lascivia, melodrama, genialidad… todo en un grado superlativo, y un firme defensor de su libertad creadora sin pasar por el aro de las grandes discográficas que dominaban el cotarro musical. Hoy se habría sentido más libre, ya que el panorama de la industria musical ha cambiado con la irrupción de internet.
Te felicito por el perfil que haces del artista y de las canciones que más te gustan. Sobre el homenaje a George Harrison y la cantidad de grandes músicos reunidos Prince brilla con su rasgueo de guitarra y su actitud arrebatada y chula. Te animo a que hagas un perfil sobre George Harrison. Otro músico impresionante, después de haber pasado por la banda mítica.
Muchas gracias por comentar, Roberto:)
Recuerdo lo que dices respecto al año de la defunción de Prince, que coincidió con la del grandísimo Bowie, y luego la de George Michael. Yo me acuerdo que me preguntaba:¿pero qué está pasando? Lo de Prince me afectó especialmente porque justo esos meses estaba descubriendo los últimos álbumes y flipando de la calidad y la evolución musical. Es seguro que Prince era un artistazo, por eso no me da con un solo post,jajaja. ¡Habrá segunda parte! En la cual hablaré algo de su relación con internet y sus reflexiones sobre la misma en relación a su obra. Te soreprenderá. Y amén a que era un absoluto prodigio. ¡Genial la sugerencia sobre George Harrison! Agradezco quelo comentes, porque así publico antes o después sobre el tema y lo voy perfilando, sabiendo que a los lectores os interesa.
Que maravilloso este gran recuerdo de Prince. Un grande dentro de la música. Ya lo dejó
de manifiesto en los comienzos con su Purpel Rain.
La guitarra tomaba vida hablándonos y poniéndonos los pelos de punta. Ahí está el concierto q nos has traido con Tom Petty, habla por si solo.
Inmaculada te doy las gracias por tu análisis de la trayectoria de este gran intérprete «Prince» que nos ha entusiasmado con su gran creatividad musical.
Muchas gracias por tu comentario, Pilar. Es verdad que desde sus grandes éxitos ya se palpaba lo genio que era. Me alegro de que te haya entusiasmado la creatividad del «príncipe». Admiraba mucho a Tom Petty, así que estuvo encantado de participar en la canción de su también admirado George Harrison:)
Sin ser mi artista favorito ni emocionarme en exceso, reconozco que Prince era y sigue siendo uno de los grandes genios de la música del siglo XX, y un guitarrista excepcional, como se ve en todos sus solos, donde marca claramente la diferencia con el resto (en la canción de George Harrison es espectacular).
Muy bonito homenaje, Inma, y me han gustado mucho las dos primeras actuaciones, en acústico, un Prince muy cercano, sin parafernalia, que se enrolla con el público, excepcionales los vídeos que has escogido, y aunque «Purple Rain» es su canción más emblemática, yo de estos vídeos musicales me quedo con «Cream», y especialmente en ese acústico, de un Prince humano, no endiosado, por eso te felicito por esa muy buena elección 👌🏻
En cuanto al post sobre George Harrison, es mi Beatle favorito, así que genial!! 😍😍
Ostras, Marco, entonces igual tú eras del grupo que no soportaba a Prince, jajaja, es broma, que ya sé que no. Jo, es que estoy tan de acuerdo contigo…su acústico es espectacular. Aunque, fíjate, el rollo de juego con el público lo tenía siempre, es cierto que ha trascendido más la imagen de «endiosado», pero es muy parcial e injusta. Por eso, quería traer aquí esa parte suya tan humana y cercana. Y «Cream» es, en efecto, una maravilla. En cuanto a un próximo post sobre George Harrison, genial, veo que va ganando puntos, así que nos pondremos a ello:)