A veces, me invade una necesidad de premura, de acuciante necesidad de tenerlo todo ya en mi mente, de inmediatez, ahora, mensajes, wap, correr, ¿no hay tiempo?, de yo, mí, me, conmigo… ¡ya!. Paradójicamente paralizante. No se corresponde, en muchas ocasiones, con la realidad, la verdad es que casi nunca. Es como cuando ves las noticias, y en tu cabeza el mundo, al momento, queda reducido a unas pocas palabras, imágenes, y sensaciones lesivas, que te impregnan y te acogotan sin remedio. ¿Te ha llegado a ocurrir algo parecido?
Pareciera que el mundo se desplomara, la atención enfocada en eso que nuestro cerebro recibe y magnifica. Y es un truco, un truco algo enrevesado que nos puede llevar a transitar experiencias irreales, de otros, de los que dicen eso casi escupiéndolo. Como si nos impusieran cómo hay que pensar, creer, o decidir, cada día. Un pensamiento único, adecuado a un sistema, uniforme. Como de fábrica. Un día hablaremos de ese «Mundo feliz» que Aldous Huxley retrataba de manera transgresora, y que premonizaba los albores de una sociedad deshumanizada, mas completamente adecuada a una «felicidad» de probeta, en donde todos son «felices» porque no albergan en su interior ni el más mínimo deseo de pensar, decir, o hacer, de manera diferente a como les han programado. Y, sentir, mejor que no, ¿para qué?
Ahora bien, basta con ponerse el calzado y el abrigo y salir por la puerta de casa, para empezar a ver que realmente hay muchas más cosas delante nuestro. La fortuna de poder verlas, en un mar de ruido, confusión y desorden, que, como decía una buena amiga, no es más que un orden a descifrar, es un lujo al alcance de los pocos o muchos que estén dispuestos a hacer músculo. ¿Hacer abdominales? Hmmm, no exactamente; aunque sí que me refiero a ejercitar la voluntad, ya que el encontrar esas opciones puede ser arduo en un comienzo. Así y todo, con constancia y un poquito de silencio y buenas compañías, (qué gusto da el poder tenerlas), se logra, al menos, ensayar otros guiones y crear otras posibilidades; incluso, ¿por qué no?, gozar de las ya existentes, las que a veces nuestro cerebro no puede discernir, tan ocupado como está en esa rumiación y aturdimiento al que le tenemos acostumbrado. Nuestro modo de vida, al servicio de unos hábitos que parecen realidades absolutas, nos puede precisamente llevar a creer, que somos víctimas del mundo inhóspito en el que nos ha tocado vivir. Lo tranquilizador es, que estas apreciaciones resultan no ser más que una entelequia, un discurso pregrabado al que damos replay again and again, como hacíamos hasta la saciedad con aquellas antiguas cintas de cassette, o con nuestros vídeos favoritos en youtube. Es al son de esa música, que bailamos una y otra vez, actuando de la misma manera, sin plantearnos ni siquiera, que tal vez podamos al menos despistar un poquito esas prácticas tan nefastas, con algo de constancia y determinación. ¿Fácil? Igual no, pero podemos hacerlo divertido…para variar. Divertirse es sano, bueno, bonito, y, generalmente barato, con un poco de imaginación.
¿Qué es lo que te hace salir a ti de esa espiral destructiva?. ¿Tal vez un buen libro?, ¿una charla inspiradora?, ¿un paseo con un ser querido?, ¿una meditación?, ¿una aventura o proyecto que te hace vibrar?, ¿planificar tu tiempo y no dárselo a cualquier medio de distracción vacío?, ¿un viaje?, ¿aprender algo nuevo?, ¿ordenar tus finanzas?, ¿levantarte más temprano?, ¿descubrir las estrellas?, ¿empezar a hacer deporte?, ¿jugar al fútbol con tu hijo?, ¿acurrucarte con tu gatito?, ¿asistir a la puesta de sol?, ¿observar a los pajaritos mover sus cabecitas chiquititas y dar saltitos?, ¿tal vez dar un poco más de alegría al mundo y salir de ti?
Quizás así, con dulzura y cuidado, podamos enseñar a nuestro cerebro nuevos hábitos bonitos para nuestra vida, poquito a poquito.
Hoy voy a compartir con vosotros una canción del album Even in the quietest moments (Incluso en los momentos más tranquilos), del estupendo grupo británico Supertramp, llena de eso que a mí me hace salir de ese círculo loco, una canción que cada vez que la escucho me colma de buenos ritmos y sonrisas tontas… y es que esa guitarra que alterna al comienzo dos acordes con ese ritmo simple que se repite, así, sencillo, durante toda la canción, encierra todo su encanto. Y el saxo…, me derrito. ¿No es verdad que al dar un poquito al otro, sin más, ese hecho simple y valiente nos puede dar de vuelta cierta calidez mágica de la vida que tal vez sea clave para entenderla?
Tal y como decía su compositor, Roger Hodgson:
Esa canción realmente ha adquirido una.vida propia, y creo que es aún más relevante hoy que cuando la escribí (la escribió hacia 1970 aunque el album es de 1977). Porque necesitamos valorar el amor de un modo mucho más profundo, y también necesitamos mostrar que nos importa. La canción básicamente dice: basta con mostrar que te importa. Ya sabes, extiende la mano y muestra atención. De este modo, en los conciertos es el cierre perfecto para el espectáculo, porque lo que trato de hacer en mi show es unir a la audiencia, unirnos todos. Así, al final, cuando todo el mundo se pone de pie durante «Give A Little Bit», están abiertos y preparados para abrir sus corazones y cantar a pleno pulmón, y se van con una sonrisa. Esa canción realmente lo consigue, tiene una energía muy pura. En el momento en que comienza, la gente empieza a sonreír. Es alucinante.
Da un poquito, da un poquito de tu amor para mí. Yo daré un poquito de mi amor para ti. Hay tanto que necesitamos compartir, así que mándame una sonrisa y muestra así que te importa.
Daré un poquito, daré un poquito de mi vida para ti. Así que da un poquito, da un poquito de tu tiempo para mí. Mira al hombre con los ojos solitarios, toma su mano, ¡te sorprenderás!
Da un poquito, da un poquito de tu amor para mí. Daré un poquito de mi vida para ti. Ahora es el momento que necesitamos compartir, así que encuéntrate a ti misma, estamos de camino a casa. Yendo a casa… ¿No necesitas sentirte en casa? ¡Oh, sí!, ¡tenemos que cantar!
Solo oyendo esta cancion es cierto que la mente para y fluye el interior. Conectamos con la sintonia liberandonos. Hacen falta momentos como este para hacer volar nuestro espiritu.
Qué acertado lo que comentas, Pilar, me encanta cómo lo has dicho, esos momentos tan necesarios para hacer volar nuestro estpíritu. Gracias mil:)
Me alegraste la mañana con tus letras y con «nuestra» música. Mil gracias. J.
Muchas gracias por tu comentario, José:) Me alegro de que hayas disfrutado leyendo y con «nuestra» música.
Que duda cabe que esta canción de Supertramp te deja con la sonrisa puesta… Eran otros tiempos, más felices, más sencillos, donde solo había que dar un poquito de nosotros y el amor fluía con facilidad. Siempre he amado, adorado y añorado esos años 70, para mí la mejor década musical del siglo XX. La canción es una pasada y una elección muy acertada. Gracias, Inma 😘🤗
Muchas gracias por todo lo que comentas sobre el grupo y la canción, Marco. En verdad, el dar y la sencillez y facilidad traspasan de una manera única. Jajaja, qué vivan los 70!! Un abrazo, Marco:)))